sábado, 15 de septiembre de 2007

Kyle XY, el chico que no tenía ombligo

El próximo miércoles Cuatro estrena Kyle XY a doble capítulo. Ese mismo día me voy a San Sebastián donde estaré 12 días por lo que me he bajado los cuatro primeros para poder seguirle el ritmo a Cuatro cuando vuelva.

Algo que aprendí ya hace un tiempo es que lo peor que te puede pasar al ver una película o serie es que anteriormente te hayas creado unas expectativas imposibles de superar. Cuando esto sucede, la impresión que te queda tras el visionado es que no era lo que esperabas. Eso mismo me ha pasado con Kyle XY, llevo ya bastante tiempo leyendo que es una serie genial, entretenida, impresionante… el listón estaba alto. Después de ver los dos primeros capítulos me he quedado un poco frío, se me han pasado volando, es cierto, tengo curiosidad, me ha entretenido pero esperaba más, y estoy convencido que es así por lo dicho antes, las expectativas.

Ahora, si lo pienso en frío, imagino que no he leído nada de la serie antes y me dedico a valorar los capítulos que vi reconozco que la serie es buena, cumple su principal objetivo que es el de entretener, te deja queriendo saber más y aunque yo esperaba una dosis doble de misterio y tensión la ración que sirve es aceptable.

Por otro lado la familia me parece demasiado “típica” aunque emitiéndose en ABC Family no podía esperar otra cosa. Me ha sorprendió eso si, que precisamente emitiéndose en un canal familiar se haya “visto” una escena de sexo y se ha hablado bastante del tema con la historia de la hermana y su novio. Tal vez era solo una idea preconcebida que tenía en la cabeza que me decía que en este canal era todo excesivamente casto. Mi calenturienta mente me lleva a pensar que visto que el tema se trata, estaría bien ver como Kyle descubre al sexo opuesto y creo que la pianista tiene muchas papeletas para convertirse en su “guía”.

Me ha sorprendido muy agradablemente Matt Dallas, actor que interpreta a Kyle y que me ha resultado el más creíble de la serie. La ingenuidad que desprende, pese a tener nada más y nada menos que 25 años, y su manera de descubrir el mundo me ha encantado. Cosas tan simples como el ruido de una radio, unas fotografías o una bolsita de te son un terreno sin explorar para un chico de 16 años que acaba de nacer.

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